Finalmente decidí ‘tirar la casa por la ventana’ y me fui a una agencia de viajes de Naha (mejor oferta que por internet) para comprar un vuelo a Ishigaki (isla de Ishigakijima) en el archipiélago Yaeyama. El vuelo, de apenas 1 hora, no fue barato pero es lo que tiene «un billete al paraíso», el tiempo en Okinawa había sido fantástico así que estaba bastante emocionado cuando me dirigí de nuevo al aeropuerto.
Nada más despegar, las vistas de Okinawa y de las islas de alrededor eran espectaculares, con esos anillos de diferente tonalidad de azul (poca profundidad) rodeándolas y que sólo se puede apreciar desde el aire. También observamos el archipiélago de Miyako. Al aproximarnos a Yaeyama la cosa cambió radicalmente. Un espeso manto de nubes cubría el archipiélago y al atravesarlo se confirmó: las islas estaban bajo él. No llovía en Ishigaki pero poco faltaba. Recé que fueran nubes pasajeras.
Había buscado por internet una alternativa (más económica) al hostel recomendado por la guía y estaba a unos 200 metros de la terminal de autobuses de Ishigaki. Yanbu zeena Guesthouse se llamaba el sitio, cama en dormitorio por 1.500 yen (11,50 €). La tía de la recepción no hablaba casi inglés y se fue a buscar al cocinero de un restaurante que estaba justo al lado. Go (29), que así se llamaba el tío, sí hablaba aceptable inglés y era enrolladete. Después de explicarme ‘los grandes misterios y normas’ del guesthouse me fui a comer algo al restaurante de Go. Me explicó que había venido de visita hace un par de años y sin buscarlo encontró trabajo en ese pequeño restaurante y se trasladó desde Osaka, casi sin saber manejarse entre sartenes pero que iba aprendiendo:
-Quieres que te enseñe a hacer un plato español?
-por supuesto!, de que se trata?
-‘tortilla de patatas’, voy a comprar un par de cosas al super y luego la hago
-de acuerdo!
Si hay algún lector que haya seguido por algún tiempo, pensará que soy más bien poco original, ja ja esta debe ser la tropezientasmil tortilla de patatas que dejo caer entre Islandia y Japón…! pero es realmente algo fácil y barato y que suele gustar así que es lo que hay…
Fui a un super de los baratos ( Maxvalu ) y la cuenta de unas cuantas patatas, huevos, cebollas, aceite y unas cuantas cosas más que compré para el desayuno ascendió a casi 3.000 yens (23 €) diossss! casi no me lo podía creer, 2 noches de hotel!, que mal llevo esto de pagar tanto por unas minucias…:(
Al par de horas estaba de vuelta. El escenario en el guesthouse era bastante diferente. Se había formado un corrillo de gente singular. Una señora japonesa de mediana edad que había vivido en Paris 20 años. Un guiri también acabado de llegar desde Kobe que resultó ser de Bermudas (um?), un hombre japonés de unos 50 que era el dueño del guesthouse, la recepcionista y el cocinero. La ‘señora de Paris’ estaba allí sólo porque había traído al de Bermudas en coche desde el aeropuerto:
-Tu eres español no? Hablas francés?
-Pues no
-Y por qué no?
-Pues porque no (joder pero qué clase de pregunta es esa?)
El tío de Bermudas (21) resultó ser la persona más insoportable que me he cruzado en este viaje, suma y sigue…. Se había estado ‘enseñando’ a sí mismo japonés con libros y cds («teach yourself japanese»), diossssss cuanto tiempo le sobra a la gente, y se empeñaba cada vez que la conversación en inglés tomaba algo de forma de cambiarla al japonés. Además era un tío de esos que no escucha más que su propia conversación. Muchas veces me pregunto por qué tengo yo que lidiar con semejantes niñatos? Así que ante el percal, les dejé hablando nipón y me abrí a la cocina a preparar la tortilla. Empezó a llover copiosamente.
Habéis intentado hacer una tortilla de patatas en un wok? pues el experimento no fue nada aconsejable…:S. Era un wok hecho polvo de esos en que la comida se pega con sólo echarla. Después de freír las patatas decidí lavarlo para quitarle toda la capa custrida de patata pegada. Le puse un poco de aceite y allá que fui con la tortilla. La hija de puta se pegó nada más echarla. Al intentar girarla, se desmembró, parte seguía pegada en el wok, parte estaba en el plato y parte….cayó sobre el fogón…. Lo había puesto todo perdido y al caer parte de la masa en el fogón, empezó a echar tufo. ‘Joder como entre ahora la recepcionista me mata’. Intenté limpiarlo un poco como pude y salí a toda pastilla hacia el restaurante de Go para pedirle una sartén en condiciones. Me la dio. De vuelta en el guesthouse intenté recomponer la tortilla. Estaba medio hecha y había perdido algo de consistencia. Aún así la recuperé. La sartén de Go no era mucho mejor y se volvió a pegar per esta vez levemente porque ya estaba casi cuajada. Finalmente la tortilla salió adelante. No fue ni mucho menos de las mejores que he hecho pero ‘parecía’ una tortilla y más tarde se comprobó que sabía como tal.
Entre el dueño del guesthouse, la recepcionista y el de bermudeño nos papeamos la tortilla. Go estaba trabajando pero le guardamos un trozo. La conversación prosiguió en japonés durante toda la velada.
El día siguiente amenció nublado y lloviznaba. Aún así decidí alquilar en el guesthouse un scooter para darme una vuelta ya que los buses por la isla son muy irregulares y astronómicamente caros (scooter 24h=3.000 yen, viaje en bus 40 min=700 yen):
-Quería alquilar un scooter
-Tienes el carnet?
-Porsupuesto
-Uy pero esta licencia no es internacional
-Ya pero vamos, es una licencia de conducir válida
-Pero para Japón necesitas un carnet internacional, lo siento
-Anda tío que estamos hablando de una moto de 50cc no me vengas con historias!
-Lo siento no puedo alquilártela
Después de haber conducido scooters en Nepal, Thailandia, Vietnam y Taiwán no me podía creer que me vinieran con estas mierdas ahora. Joder tenía que haberrme sacado el carnet falso en Khaosan Road!!!!. No sabía qué hacer. Me dirigí a la terminal de ferries para consultar horarios hacia Iriomote-jima y otras islas ya que pensé que ya tendría tiempo de visitar Ishigaki-jima a la vuelta. El tiempo era nefasto. Los tours desorbitadamente caros. No tenía sentido hacerse a la mar. De vuelta al guesthouse pasé casualmente por delante de otro lugar que parecía un youth hostel aunque toda la información estaba escrita en japonés, Terminal House se llamaba el sitio, está literalmente detrás de la terminal de buses. Entré. Había camas por 1.000 yens (7,70 €). Todavía estaba muy rebotado con el asunto del scooter y de vuelta al guesthouse ‘vendí’ que había decidido coger el ferry a Iriomote y me cambié de hostal.
Venir aquí ha sido posiblemente la peor decisión que he tomado (hasta la fecha) en este viaje: unas islas paradisíacas con un tiempo de perros se convierten en un infierno.
PD: La última tortilla que hago, lo prometo :S